jueves, 29 de julio de 2010

To be continued

Tal vez esta historia (que empezo acá) siguio así.  Tal vez no, habra que ver.

El efecto de las sustancias que consumiamos en esa época hacen que el recuerdo, como la memoria en esos tiempos, sea poco nítido. Me acuerdo de estar sentada, contenta y ausente a la vez. Había música, mucha gente, era invierno y debía hacer frío afuera porque la gente estaba adentro. Estaba bastante oscuro pero algo se veía porque Pablo me encontró y se sentó a mi lado. No puedo acordarme mucho de lo que hablamos, y tampoco creo que haya sido algo importante porque mi relación con Pablo es acerca de compartir silencios. Me acuerdo que me preguntó si yo era Etienne.

Etienne Laurent era un poeta que después de nuestras reuniones políticas enviaba comentarios ácidos, asesinos, y acertados por email. El problema era que todos leíamos los emails, pero Etienne nunca venia a nuestras reuniones. La idea de discutir algo escrito por alguien que no estaba presente despertaba pasiones sorprendentes. Cada vez que me viene una ola de escepticismo acerca del valor de la palabra escrita, me acuerdo de aquellas discusiones que crearon amigos y enemigos.

“¿Qué importa si no esta presente si lo que dice vale la pena discutir?” “Es obvio que esta presente y que no quiere decir quien es porque habla de las reuniones con conocimiento”. Algunos, paranoicos, pensaron que Etienne pertenecía a los servicio de inteligencia. “Es demasiado poético para ser servicio.”

Etienne apareció cuando yo aparecí en las reuniones así que yo, que nunca hable en ninguna reunión, pase a ser el centro de atención.

martes, 20 de julio de 2010

Mi amigo Capitán América

De mis diez años en gringolandia me acuerdo de muchas cosas. Entre ellas es la nostalgia que sentía cada día del amigo. Y eso que en Chicago en julio es verano y la pasaba bien. Además, a mi nunca se me dio para hacerme la mártir, y odiaba a los que usan las historias de sus padres desaparecidos para vivir como víctimas. Ahora, creo, que los entiendo y respeto un poco más. No lo comparto, tanto no cambie.

Hoy me acorde que un año me sentí tan lejos que escuché sin parar “Capitán América” de Las Pelotas. Sin exagerar, creo que me pase todo el día cantando: “América, quiero estar en América del Sur, bien al Sur”. La verdad es que a pesar de todo nunca me arrepentí de haber vuelto.

Durante esos diez años me engañe diciéndome que la amistad era tomar mates con los que uno quiere en cualquier lugar del mundo, y por eso casi me voy a vivir a Suecia. Pero no. La amistad es el asadito que me voy a comer hoy con los amigos de la primaria en el barrio.

lunes, 19 de julio de 2010

Política en las Barras

Pase un domingo intenso y lindo con los Diablos Rojos.  Todavía me cuesta obligarlos a hablar acerca de cuestiones que no tengan que ver con el mundial, pero de a poco, con paciencia, todo se puede. 

Cada vez que termino de hablar con Mario me angustio, me cuesta pensar, salir de la profundidad en la que me deja.  Estoy convencida que no tiene ni idea de que “sus servicios” son en realidad “un regalo”.  Le diría que se vende barato, pero no tengo ni la confianza, ni las ganas.  A veces, como ayer, Mario me tira una frase contundente:

“La intención es la de siempre, hacer daño”. 

Cuando volvía a casa pensando en su frase me acordé de algo que había leído acerca de las barras en lo de Artemio.  El texto es de Roberto Koira.

La fama de Mataderos, barrio obrero y peronista, de resistencia y luchas populares tiene unos cuantos hitos. Uno de ellos se produjo el 24 de octubre de 1981. Aquella tarde, cuarenta y nueve personas (según los diarios de la época) o un centenar (según los protagonistas) fueron detenidas por cantar la marcha peronista durante un partido entre Chicago y Defensores de Belgrano. Como no tenía vehículos suficientes, la Policía se los llevó trotando desde la cancha a la comisaría. La mayoría recuperó su libertad, pero nueve personas fueron trasladadas a Devoto y algunas permanecieron 30 días en la cárcel.
El Ingeniero Miguel Aquino no olvidó aquella tarde, la única vez que estuvo entre rejas: “todo empezó en la tribuna de madera bajita. Unos muchachos empezaron a cantar la marcha. La policía se puso un poco loquita y comenzó la represión. Cuando empezamos a cantar la marcha, quienes sentimos el peronismo se nos hizo muy difícil controlarnos y perdimos el miedo, aunque estuviéramos en la dictadura. Para ellos, la marcha era una provocación. La cantamos toda. Con ganas y bronca. Y fueron a buscarnos. Daban palo a diestra y siniestra, y lo cómico de esto es que a muchos se los llevaron trotando. Había un chico que estaba en la puerta de su casa tomando mate y se lo llevaron también. Quedó treinta días preso no sé porque. Lo mío fue más de status, porque estaba en la platea y me llevaron en auto. Tenían marcados a muchos y, nos pusieron contra la pared y dijeron: “este, este”
Aquino estuvo una semana en la cárcel y cuenta que algunos salieron antes porque “metieron habeas corpus”. El prefirió no hacerlo porque otros abogados decían que con los habeas se corrían riesgos de ser juzgados por jueces más duros. En ese ínterin-dice- hubo reuniones, la gente empezó a hacer quilombo, salíamos en el diario todos los días. Yo trabajaba en SEGBA. Todavía no me había recibido, pero igual me decían “el ingeniero” y en los diarios salía “el ingeniero fulano fue llevado arbitrariamente”. En SEGBA, yo manejaba gente, y me querían rajar porque había estado en cana. Estaba en la Asociación de Personal Superior de SEGBA, como representante. Tenía militancia política y gremial. El gerente me conocía, sabía que llevaba bien mi laburo, y eso me salvó. También me conocía el gerente central, aunque debajo de ellos había tres o cuatro gorilones que pedían que me rajaran. Los gerentes dijeron que me iban a dar “turismo carcelario”, es decir, me dieron una semana de vacaciones para que no figurara cono preso. Para algunos, la militancia en política no era un sinónimo de vagancia, todo lo contrario. Yo estaba comprometido con mi trabajo y eso me salvó”.

Todavía no sé como se conectan estas cosas, pero cuando este más recuperada voy a pensarlo.

sábado, 17 de julio de 2010

Videl

Mira, yo te diría que el 50% de la gente no se mete en política. Vos le das el remedio, la atención y te dicen gracias hasta luego. Un 25% te lo agradece por todos lados, y el otro 25% te dice: “Si lo consiguió, por algo es, seguro que se guardó algo para él. Y si me lo dio es porque es su obligación, es político, y saca beneficios”. Yo a veces, por ejemplo hoy, puse $20 pesos para fotocopias porque los vecinos tenían que hacer fotocopias para la ANSES de certificados, documentos donde dice que no perciben nada, ni jubilación, ni pensión, ni sueldo, ni un plan. A mí no me sobra nada, yo tengo un sueldito común y corriente, de nada, un sueldito básico de cualquier persona y nunca tengo descanso. Me gusta, pero llego a mi casa y estoy muerto.

El lunes a la tarde vino el canal provincial y me hizo una de las tantas notas y hable de la salita de salud y después a la noche salí por la tele y la vieja se pone contenta. Se piensa que estoy en una burbuja de amor y paz, pero yo me tengo que pelear todo el día. Me peleo con el que está al lado de la sociedad de fomento, con el jefe del barrio, los pibes que venden merca, el colega de la municipalidad, con el que consiguió el remedio.

viernes, 16 de julio de 2010

Pablo

Ayer lo volví a ver a Pablo. Me gusta encontrarme con él, y además hacía mucho tiempo que no nos veíamos, años. Con Pablo siempre tengo la sensación de que no hay competencia y hay respeto. Creo que nunca podríamos ser pareja y es por esa certeza que siento que con él puedo ser libre. A Pablo nunca le he ocultado nada y siento que me ama profundamente, tanto, que ayer cuando me callo la boca con un beso tuve miedo.  Sentí que se estaba enamorado.

No puedo acordarme lo que estaba diciendo, no era algo importante y el beso me agarro por sorpresa, desprevenida. Sé que Pablo y yo tuvimos o tenemos una historia, pero nunca sentimos que teníamos que hablar acerca de nosotros, nunca hizo falta explicar nada, y esta vez, en este reencuentro, para mi era bastante obvio que no iba a pasar nada. El beso me sorprendió, pero me gusto. Me gusto mucho, me llevo al pasado, a la casa de Guido, a esa noche en donde todo cambió.

miércoles, 14 de julio de 2010

Z

Un fragmento de mi novela "Historias del Conurbano"

Entonces me llama Z y me dice: “Mirá, a partir de ahora quiero que trabajes para mí políticamente. ¿Qué querés?” “¿Qué me ofrecés?”, le digo. “Te ofrezco un sueldo, y la posibilidad de hacer cosas para el barrio, el día de mañana hablamos.” “Bueno”, le digo, así de fácil. “Pero voy a ser difícil de domar. Yo quiero: primero un sueldo para mí y segundo que me bajes línea vos, yo voy a trabajar para vos y para nadie más que vos. Las ordenes me las das vos, si me tenes que bajar línea, me la bajas vos”. “A partir de ahora”, me dice, “tus problemas van a ser mis problemas”. Y arranqué con él. Ya tenía que trabajar de político.

¿Y qué puesto te da?

Nada, me pagaba. ¿Qué hago? Todo el día para hacer política, para hacer cosas para el barrio.

miércoles, 7 de julio de 2010

Beginning

Empecé a militar en el peronismo tocando el bombo. Mis viejos eran Peronistas y cuando era pibe participaba en la orquesta para hacerme unos mangos.

Así voy a empezar a contar la historia de militancia de Pino en mis "Historias del Conurbano". Al menos eso creo.

lunes, 5 de julio de 2010

Amores Perros

Vi Amores Perros muchos años atrás y me fascino. Me encanto la forma simple de contar historias y de mostrar como la realidad nos hace mierda. El accidente de autos que junta las tres historias siempre me demostró como vivir. Sentí que la película era profundamente latinoamericana por esa forma de vivir y describir realidades paralelas que se construyen para evitar ver, para vivir sin ver.

Ayer me tocaba volver a Chicago y como siempre, el tío Julio me iba a acompañar junto con mi mamá al aeropuerto. Faltaban quince minutos para que el partido mundialista de España y Portugal terminara y ya no había forma de que Cristiano Ronaldo demostrase que en verdad es un crack, y que no esta inflado por la parafernalia marquetinera. El tío eligió no ver el final del partido para evitar la cara de desesperación de mi mamá que proyecta su odio de llegar a último momento en la forma transparente de su silencio más absoluto y expresivo. Algo que yo vengo perfeccionando, solo denme tiempo. 

Cuando me toca salir de Buenos Aires, al igual que cuando me toca volver, viajo adelante al lado del tío. Es un ritual que sostenemos desde que era chica e ir adelante era algo prohibido, y por lo tanto, placentero. 

Salimos de la casa mansión y veníamos por Billinghurst hacía Las Heras para doblar a la izquierda en Pacheco de Melo y tomar Coronel Díaz cuando un auto salió de un estacionamiento a velocidad total y casi nos hace mierda. Aun no sé como hizo mi tío para verlo y para maniobrar hacia la izquierda con tal rapidez y destreza que el auto no se incrusto en mis piernas. El auto siguió rápido, no freno ni se estrelló al pasar el semáforo en rojo. 

Nosotros quedamos en silencio, ausentes. Gente que había visto todo nos pregunto si estábamos bien, lo mismo que la mujer del auto de al lado que desde la ventanilla dijo: -“Un loco, por poco los mata. Para mi que se acaba de robar el auto.” Los muchachos del estacionamiento estaban viendo el partido y alguien aprovecho y se llevo un auto. 

Hoy el tío me llamo y me dijo que paso por el estacionamiento y le confirmaron lo del asalto. “En 15 años es la primera vez que nos roban un auto” le dijo el pibe del garaje. Yo me había olvidado del evento que podía haber cambiado mi vida para siempre y me acorde de Amores Perros, de hacernos cargo de la realidad en la que vivimos. La desigualdad nos puede hacer mierda.