lunes, 18 de octubre de 2010

Sueño con la madre

Tuve una noche rara, soñé con secuestros. Soñé con una madre a la que primero le roban y luego le secuestran a la hija. Soñé con la anticipación, con el dolor, inmenso, de quien escucha un teléfono que nadie atiende. El saber que si el teléfono suena y nadie atiende significa la desaparición, el secuestro. La madre lo sabe y sin embargo corre hacia la casa. No le importar el riesgo de que alguien aún este en esa casa, de que la estén esperando, adentro o afuera. A la madre no le importa la política, no le interesa, pero ama a su hija. Ante la desaparición de su hija nada importa. “El riesgo no existe” me había dicho una madre cuando le pregunte si no había sentido miedo cuando buscaba a su hija en plena dictadura. “Estaba muerta, en la muerte no hay dolor”. Quise ir a ese lugar pero me dí cuenta que estaba viva. No sentía miedo, sino angustia, una profunda angustia.

Good morning!
Good morning, I’m leaving.
Isn’t it early?
I have a lot of work. 


Hay días en los que es mejor empezar temprano. Hay días en los que elijo no hablar. No hay nada mejor que no hablar. Ya me siento mejor. No hay angustia, no hay dolor.